Eucaristía
Banquete del Señor
Fracción del pan
Asamblea eucarística
Memorial y Santo Sacrificio
Santa y divina liturgia
Comunión
Santa Misa
Los nombres de la Eucaristía
Queremos empezar hoy por algo muy inmediato: los nombres de la Eucaristía.
A lo largo de los siglos y en la historia de las diversas tradiciones eclesiales precisamente por su grandeza los cristianos hemos utilizado varias expresiones para tan gran sacramento. El Catecismo de la Iglesia Católica, en los nn. 1328-1332, recoge varios de ellos, junto con una clave de lectura: no han de verse como visiones contradictorias y contrapuestas, sino que cada nombre “evoca alguno de sus aspectos” de manera complementaria.
Eucaristía
Significa acción de gracias, tomando la palabra directamente de la Última Cena(1 Cor, 11,24: “pronunciando la Acción de Gracias…”), según el modo judío de bendecir.
Banquete del Señor
En referencia a la Última Cena, y como anticipación del banquete de las bodas del Cordero, como lo cuenta el libro del Apocalipsis (Ap 19)
Fracción del pan
A imagen de aquel gesto utilizado por Jesús en diversas escenas del Evangelio. Así es como los primeros cristianos denominaban al rito eucarístico (cfr. Hch 2,42.46; 20,7.11).
Asamblea eucarística
Por el carácter asambleario de la celebración eucarística.
Memorial y Santo Sacrificio
Junto con sus variantes (Sacrificio del altar, de alabanza, espiritual…), debido a que actualiza el sacrificio del Calvario.
Santa y divina liturgia
Utilizado más en las tradiciones orientales, este nombre se debe a que es el centro de toda la vida eclesial, y también por ser la expresión más densa de esta misma vida.
A esta misma idea responden otros nombres como Santísimo Sacramento y los santos misterios.
Comunión
Porque a través de este sacramento nos unimos a Cristo y a su cuerpo místico, que es la Iglesia. Se le denomina también cosas santas, pan de los ángeles, pan del cielo, medicina de inmortalidad, viático, etc.
Santa Misa
Pero sin lugar a duda, en el día a día el nombre más utilizado es Santa Misa, o sencillamente Misa. Esta denominación proviene de las palabras en latín con las que concluye el rito: “Ite, missa est”. Antiguamente missa significaba “terminada”, pero con el paso del cristianismo, fue evolucionando su significado para acabar siendo “misión”. De este modo el sacerdote o el diácono despiden a la asamblea “para que cada uno regrese a su bien obrar, alabando y bendiciendo a Dios” (OGMR, n. 90), es decir, para continuar la labor cristiana en el mundo. De modo que el cristiano tiene que vivir lo celebrado en la Misa, hacer de este sacramento el centro de su vida y llevar una vida digna donde la Eucaristía sea su centro, su punto de referencia. Así, el envío del “Ite, missa est” es un recordatorio de las invitaciones evangélicas de ser “sal de la tierra” y “luz del mundo”(cf. Mt 5,13-14) y de “id, y haced que todos los pueblos sean mis discípulos” (cf. Mt 28,19).
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