top of page

Familia que reza unida, permanece unida






Dios constituye una familia por medio del santo Sacramento del Matrimonio entre un hombre y una mujer. Vamos a enfocarnos en lo fundamental que es aprender a orar en familia.






El santo Cura de Ars nos dice que, oración es la elevación de nuestro corazón a Dios, una dulce conversación entre la criatura y su Creador. Por consiguiente, la oración es un don divino que como familia debemos pedírselo a Jesús, los mismos discípulos le pidieron al Señor que les enseñara a orar y la oración que nos dejo es el Padre Nuestro. Constantemente pidamos a Dios nos de su Santo Espíritu para que nos guie y pidamos bienes convenientes para nuestra salvación.

El sacerdote Hugo Estrada cuenta que una familia lo invitó a almorzar y él inicio con una oración para bendecir los alimentos y cuando terminó de orar el niño más pequeño de la casa le dijo: aquí nunca oramos. El sacerdote no hizo sentir mal a la familia, al contrario, los animó a buscar más de la oración, ya que es uno de los momentos más bellos donde la familia perfectamente unida y tomada de sus manos imita a la Sagrada Familia de Nazareth.


Sabemos que es un reto para nosotros en este mundo tan agitado, pero debemos hacerlo porque nuestro hogar es la primera escuela donde debemos enseñar a nuestros hijos a orar a nuestro Padre Dios.





Juan Pablo II nos recordó perfectamente nuestra misión parental: “Elemento fundamental e insustituible de la educación a la oración es el ejemplo concreto, el testimonio vivo de los padres; sólo orando junto con sus hijos, el padre y la madre (…) calan profundamente en el corazón de sus hijos, dejando huellas que los posteriores acontecimientos de la vida no lograrán borrar” (Juan Pablo II, Familiaris consortio).

Roguemos a Dios que guíe a nuestras familias a permanecer fieles en la enseñanza de la oración. "Somos la sal del mundo somos pescadores de hombres".

Fuente:

Matrimonio Los López

ความคิดเห็น


bottom of page