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¿Por qué son diferentes la Biblia Católica y una Protestante?


La Biblia no es un solo libro, como algunos creen, sino una biblioteca completa. Toda la Biblia está compuesta por 73 libros, algunos de los cuales son bastante extensos, como el del profeta Isaías, y otros son más breves, como el del profeta Abdías. Estos 73 libros están repartidos de tal forma, que al Antiguo Testamento (AT) le corresponden 46, y al Nuevo Testamento (NT) 27 libros. De vez en cuando suele caer en nuestras manos alguna Biblia protestante, y nos llevamos la sorpresa de que le faltan siete libros, por lo cual tan sólo tiene 66 libros. Este vacío se encuentra en el Antiguo Testamento y se debe a la ausencia de los siguientes libros: Tobías, Judit, 1 Macabeos, 2 Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y el de Baruc. ¿Por qué esta diferencia entre la Biblia católica y la protestante? Primero vamos a explicar cómo se formó la colección de libros sagrados del Antiguo Testamento dentro del pueblo judío. Y luego veremos cómo los cristianos aceptaron estos libros del A.T. junto con los libros del N.T. para formar la Biblia completa. En tiempos de Jesucristo, encontramos que en Palestina el pueblo judío sólo aceptaba el A.T. Y todavía no habían definido la lista completa de sus libros sagrados, es decir, seguía abierta la posibilidad de agregar nuevos escritos a la colección de libros inspirados. Pero desde hacía mucho tiempo, desde alrededor de los años 600 antes de Cristo, con la destrucción de Jerusalén y la desaparición del Estado judío, estaba latente la preocupación de concretar oficialmente la lista de libros sagrados. ¿Qué criterios usaron los judíos para fijar esta lista de libros sagrados? Debían ser libros sagrados en los cuales se reconocía la verdadera fe de Israel, para asegurar la continuidad de esta fe en el pueblo. Había varios escritos que parecían dudosos en asuntos de fe, e incluso francamente peligrosos, de manera que fueron excluidos de la lista oficial. Además aceptaron solamente libros sagrados escritos originalmente en hebreo (o arameo). Los libros religiosos escritos en griego fueron rechazados por ser libros muy recientes, o de origen no-judío. (Este último dato es muy importante, porque de ahí viene después el problema de la diferencia de libros.) Así se fijó entonces una lista de libros religiosos que eran de verdadera inspiración divina y entraron en la colección de la Escritura Sagrada. A esta lista oficial de libros inspirados se dará, con el tiempo, el nombre de «Canon», o «Libros canónicos». La palabra griega Canon significa regla , norma, y quiere decir que los libros canónicos reflejan «la regla de vida», o «la norma de vida» para quienes creen en estos escritos. Todos los libros canónicos de la comunidad de Palestina eran libros originalmente escritos en hebreo-arameo. Los libros religiosos escritos en griego no entraron en el canon, pero recibieron el nombre de «apócrifos», «libros apócrifos» (= ocultos), porque tenían doctrinas dudosas y se los consideraba «de origen oculto». En el primer siglo de nuestra era (año 90 después de Cristo) la comunidad judía de Palestina había llegado a reconocer en la práctica 39 libros como inspirados oficialmente. Esta lista de los 39 libros de A.T. es el llamado «Canon de Palestina», o «el Canon de Jerusalén». Simultáneamente existía una comunidad judía en Alejandría, en Egipto. Era una colonia judía muy numerosa fuera de Palestina, pues contaba con más de 100.000 israelitas. Los judíos en Egipto ya no entendían el hebreo, porque hacía tiempo habían aceptado el griego, que era la lengua oficial en todo el Cercano Oriente. En sus reuniones religiosas, en sus sinagogas, ellos usaban una traducción de la Sagrada Escritura del hebreo al griego que se llamaba «de los Setenta». Según una leyenda muy antigua esta traducción «de los Setenta» había sido hecha casi milagrosamente por 70 sabios (entre los años 250 y 150 antes de Cristo). La traducción griega de los Setenta conservaba los 39 libros que tenía el Canon de Palestina (canon hebreo), más otros 7 libros en griego. Así se formó el famoso «Canon de Alejandría» con un total de 46 libros sagrados. La comunidad judía de Palestina nunca vio con buenos ojos esta diferencia de sus hermanos alejandrinos, y rechazaban aquellos 7 libros, porque estaban escritos originalmente en griego y eran libros agregados posteriormente El cristianismo nació como un movimiento religioso dentro del pueblo judío. Jesús mismo era judío y no rechazaba los libros sagrados de su pueblo. Además los primeros cristianos habían oído decir a Jesús que El no había venido a suprimir el A.T. sino a completarlo (Mt. 5, 17). Por eso los cristianos reconocieron también como libros inspirados los textos del A.T. que usaban los judíos. Pero se vieron en dificultades ¿Debían usar el canon breve de Palestina con 39 libros, o el canon largo de Alejandría con 46 libros?. De hecho, por causa de la persecución contra los cristianos, el cristianismo se extendió prioritariamente fuera de Palestina, por el mundo griego y romano. Al menos en su redacción definitiva y cuando en los libros del N.T. se citaban textos del A.T. (más de 300 veces), naturalmente se citaban en griego, según el Canon largo de Alejandría. Era lo más lógico, por tanto, que los primeros cristianos tomaran este Canon griego de Alejandría, porque los mismos destinatarios a quienes debían llevar la palabra de Dios todos hablaban griego. Por lo tanto, el cristianismo aceptó desde el comienzo la versión griega del A.T. con 46 libros. La reacción de los judíos contra los cristianos Los judíos consideraban a los cristianos como herejes del judaísmo. No les gustó para nada que los cristianos usaran los libros sagrados del A.T. Y para peor, los cristianos indicaban profecías del A.T. para justificar su fe en Jesús de Nazaret. Además los cristianos comenzaron a escribir nuevos libros sagrados: el Nuevo Testamento. Todo esto fue motivo para que los judíos resolvieran cerrar definitivamente el Canon de sus libros sagrados. Y en reacción contra los cristianos, que usaban el Canon largo de Alejandría con sus 46 libros del A.T., todos los judíos optaron por el Canon breve de Palestina con 39 libros. Los 7 libros griegos del Canon de Alejandría fueron declarados como libros «apócrifos» y no inspirados. Esta fue la decisión que tomaron los responsables del judaísmo en el año 90 después de Cristo y proclamaron oficialmente el Canon judío para sus libros sagrados. Los cristianos, por su parte, y sin que la Iglesia resolviera nada oficialmente, siguieron con la costumbre de usar los 46 libros como libros inspirados del A.T. De vez en cuando había algunas voces discordantes dentro de la Iglesia que querían imponer el Canon oficial de los judíos con sus 39 libros. Pero varios concilios, dentro de la Iglesia, definieron que los 46 libros del A.T. son realmente libros inspirados y sagrados. En el año 1517 Martín Lutero se separó de la Iglesia Católica. Y entre los muchos cambios que introdujo para formar su nueva iglesia, estuvo el de tomar el Canon breve de los judíos de Palestina, que tenía 39 libros para el A.T. Algo muy extraño, porque iba en contra de una larga tradición de la Iglesia, que viene de los apóstoles. Los cristianos, durante más de 1.500 años, contaban entre los libros sagrados los 46 libros del A.T. Sin embargo, a Lutero le molestaban los 7 libros escritos en lengua griega y que no figuraban en los de lengua hebrea. Ante esta situación los obispos de todo el mundo se reunieron en el famoso Concilio de Trento y fijaron definitivamente el Canon de las Escrituras en 46 libros para el A.T. y en 27 para el N.T.


Pero los protestantes y las muchas sectas nacidas de ellos, comenzaron a usar el Canon de los judíos palestinos que tenían sólo 39 libros del AT. De ahí vienen las diferencias de libros entre las Biblias católicas y las Biblias evangélicas.




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